La Plaza de Armas de Trujillo es un lugar bastante concurrido, de día y de noche. Es también un punto de encuentro de los jóvenes habitantes de los distritos aledaños. Jóvenes inquietos que suelen recibir sus visitas cómodamente instalados en las bancas de este cuadrilátero. Sirve igual como un centro de trabajo para artistas trashumantes y artesanos de variado plumaje.
Una pareja de turistas colombianas posa desenfadadamente ante dos jóvenes retratistas al paso que armados de un carboncillo o sanguina, se ganan unos centavos a la par que dan un espectáculo que maravilla a los ocasionales espectadores.
Los domingos en la tarde se produce la mayor concentración de trabajadoras domésticas luciendo colorida indumentaria, en todos los casos es una vitrina de la moda que se ve en la televisión. Todo de imitación y bajo costo. Al caer el sol la población se transforma un poco y se torna más reposada. Taciturnos y de colores opacos, visten de gris y negro, son exponentes de la cultura "underground", "emos", existencialistas, anunciadores del fin del mundo, y alguna otra gente sin brújula y con mucho tiempo libre.
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